Las úlceras por presión, también llamadas úlceras por decúbito, se desarrollan como resultado de la presión prolongada y no aliviada ejercida sobre la piel y los tejidos subyacentes.1,2
Este tipo de lesiones se encuentran entre las más comunmente halladas en las personas hospitalizadas y entre aquellas que viven en asilos de ancianos.2
Actualmente se sabe que la presión prolongada sobre la piel interrumpe el riego sanguíneo hacia la red de capilares que irrigan la zona comprimida e impide el flujo sanguíneo normal; este hecho depriva al tejido de oxígeno y nutrientes. El drenaje linfático alterado se suma a la isquemia contribuyendo al daño tissular.3,4
El cizallamiento es otro de los mecanismos implicados en la aparición de las lesiones; este se pone en juego cuando las personas están recostadas sobre un plano inclinado, en esta posición los tejidos más profundos (músculos y grasa subcutánea), son traccionados hacia abajo por la gravedad, mientras que la epidermis y la dermis permanecen fijas, en contacto con la superficie externa. El resultado es el estiramiento, la angulación y el trauma de los vasos sanguíneos y linfáticos locales.2
Las presiones que reciben los tejidos son mayores sobre prominencias óseas donde los puntos de soporte de peso entran en contacto con superficies externas. Se sabe por ejemplo que un paciente acostado sobre un colchón estándar de hospital puede generar presiones de 150 mmHg.2,4
Los sitios más comunmente afectados en los pacientes en posición supina son:4
Existen factores que llevan a un mayor riesgo de sufrir lesiones por presión; todos ellos se asocian con condiciones de inmovilidad, con disminución o falta de sensibilidad y con estados de malnutrición. Entre los factores de riesgo mas comunes se encuentran:4
Según el National Pressure Ulcer Advisory Panel las lesiones por presión se clasifican en 4 estadios dependiendo de la profundidad del daño.2,4
Estos estadios varían desde la etapa I, en la que la piel está intacta, hasta la etapa IV, con músculos, tendones, huesos u órganos expuestos. Pueden estar todavia en un estadio inclasificable, con daño tisular oculto al observador por la escara sobre la herida, o incluso en una etapa de lesión tisular profunda, oculta por la piel aparentemente sana, o con aspecto de equimosis.4
Bibliografía