Una herida es una ruptura de la estructura y función normales de la piel y el tejido subyacente.1
Las heridas pueden ser clasificadas como:1,2
Heridas agudas: debidas a agresiones causadas por energía cinética, química o térmica como abrasiones, punciones, quemaduras o cirugías.
Heridas crónicas: se produce una prolongación de la duración de la herida debido a: infección, irritación crónica y falta de irrigación sanguínea.
Según la profundidad del daño, las heridas pueden variar, desde una simple rotura de la integridad epitelial o pueden ser más profundas, extendiéndose al tejido celular subcutáneo con daño a los tejidos subyacentes lesionando tendones, músculos, vasos sanguíneos, nervios, órganos parenquimatosos y hasta huesos.3
En el proceso de cicatrización, las heridas de espesor parcial que involucran la epidermis y parcialmente a la dermis, generalmente cicatrizan sin causar alteración de los apéndices cutáneos: pelos, uñas, glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas.
Su cicatrización se denomina por Primera intención y ocurre cuando hay poca o ninguna pérdida de tejido y se da por aproximación de los bordes.4
Heridas de espesor completo: se caracterizan por la destrucción completa de la epidermis y la dermis, así como de las estructuras más profundas (tejido subcutáneo, músculo y hueso).
La reparación de la pérdida de tejido se realiza mediante la formación de tejido de granulación que reemplaza el defecto tisular antes de que ocurra la reparación de la epidermis. Esta se denomina cicatrización por Segunda intención.4
Según el tiempo de evolución y cicatrización las heridas se clasifican en: heridas agudas o crónicas.
Heridas agudas: en general es fácilmente identificable el mecanismo de lesión que causó la pérdida de integridad de la piel como punciones, penetraciones, abrasiones o procedimientos quirúrgicos.
Habitualmente las heridas agudas se reparan atravesando las fases de cicatrización normal en forma oportuna y organizada. Esto da como resultado una reparación completa con restauración total anatómica y funcional.3
El tiempo de cicatrización de las heridas agudas generalmente varía de 5 a 10 días, o dentro de los 30 días.3
Las heridas agudas pueden ser consecuencia de una pérdida traumática de tejido o de un procedimiento quirúrgico.1,3
Heridas crónicas: son aquellas que no logran atravesar todas las etapas normales de cicatrización y no pueden repararse de manera organizada y oportuna. Las heridas crónicas se detienen en una o más etapas de la cicatrización: inflamatoria, proliferativa y de remodelación.1,3
Normalmente, el trastorno se debe a infección, hipoxia, necrosis, exudado y exceso de citocinas inflamatorias. Ese estado inflamatorio contínuo perpetúa la herida.1,3
Las heridas crónicas más frecuentes son las neuropáticas, por presión (o decúbito), vasculitis, quemaduras y las relacionadas con insuficiencia arterial y venosa.1,3
Bibliografía